14 octubre, 2010

02.32 a.m

Seguiré masturbandome, leyendo obstinadamente lo que he escrito. Ya doscientas veces he leído el “seguiré masturbándome”. Continuemos. Si es que mis dedos perezosos se deciden de una vez, si mi mente dicta a la velocidad de este tintineo de teclas, pareciera una pasta de aquellas para dormir ese sonido: Aún no lo consigo, ni dormir, ni escribir.

Sigue la hoja tensa. Las manos tensas. El tiempo tenso en esta habitación donde solo estoy yo, la marca  y el alba como herida. No sobreviviré a esta noche.