Empiezo por decirte
que estoy enferma,
seriamente enferma de tiempo
y de mortalidad, querido…
Hay mucho dolor entre estos dedos
y te pregunto
¿Estás dispuesto al desangre?
Yo sí,
siempre le
he apostado al sello de la moneda,
siempre.
Tus manos desde la oscuridad
me acechan,
desde el primer giro de la luna en torno a los mares y al silencio primitivo
y yo sangro entre tu dedos...
todo el tiempo estoy pensando en ti
en el retumbar de tus ojos
un eco que repite
hallémonos