18 noviembre, 2010

APUNTES DE UN MALESTAR COTIDIANO

Sucede que hay días como hoy donde me ataca la melancolía, la ansiedad, la soledad de bus, de habitación contigua, de colombiana y entonces me toca recorrer pasajes angustiosos, descuartizar recuerdos, destrozarme las manos y las sienes para sentirme aliviada, para darme la sensación de diferente, de original, en la gran multitud de homogéneos que me circundan, espejos que cubro con trapos como lo hacían las abuelas al relampaguear para no reconocer horrorizada mi imagen.

Hay días como hoy donde acudo a la imagen de la madre del mar, con sus hijos taciturnos y la angustia por los mosquitos y la panela ¿Por qué mi corazón no podrá abrumarse con las facturas y descansar ante el sonido que me ofrece cierta aplicación internauta?

 Presiento la muerte y ella a mí. Recojo de a poco los papelitos que me ofrece como pistas y descifro sin querer los mensajes que me manda, que la lista escolar, que los padres, que la Universidad calcinante que me espera, que el hombre o mujer que habré de tirarme para adormecer el martilleo incesante, la angustia constante, que los pasajes, el mañana, la comida. Pretendo ser. Y machuco pedacitos de mi frente a la maquina, y lanzo palabritas dulces, que hasta suenan bonitas, para poder dormir tranquila, con la cabeza en alto, pensando que tal vez mañana pueda ser eso que algunos escriben con letra mayúscula.

Escritor.
a D. C. R,
lo que nos dure.

Solo vale la pena vivir el amor incendiario,
ese que no deja piedra sobre piedra
y ni siquiera uno puede reconocerse.


2010

16 noviembre, 2010

Margy y sus desviaciones

Que a Margy y a mí nos gustara la misma chica no era cosa nueva. Por ejemplo, hace un mes conocimos a una pelirroja que atendía en un bar. Mientras ella le preguntaba el precio de una cerveza y la hora en que entregaba su turno, yo, sutilmente, observaba su culo desde todas las perspectivas posibles. Se trata de ser objetivas ‑me decía Margy- esperando mi veredicto final. Esta bueno, tiene un culo de aproximadamente 22x13 y es armonioso. Ea esto hay que celebrarlo es una buena área la que vamos a arar .Alzaba su cerveza y sonreía, con esa risa de niña, que en nada iba con sus pensamientos, con los nuestros, para ser justas.

Esa noche esperamos a  que saliera de su turno en el parqueadero, le invitamos un poco de polvo mágico. Y mientras yo le ofrecía fuego, Margy hizo lo de siempre, metío sus delicadas manos por entre las piernas de la pelirroja; era una escena tipo Hollywood, Ella con sus 1.65, su cuerpo delgado y gracioso, sus manos casi frágiles; la pelirroja, con sus 1.72 en posición encorvada, sintiendo que el universo se hallaba en sus calzones. Aún no comprendo cómo convencía a toda mujer que se nos cruzaba, yo terminaba compartiendo el té o unas galletas mientras ella se las comía salvajemente en un baño público o debajo de la mesa.

Todas las mujeres estamos totalmente aburridas, a que no, como uno no puede aburrirse si hay que estarle preservando el ego infantil a los hombres, adulando su falo insignificante, haciendo que giramos en su entorno. Fingir no es fácil, por eso accedemos a la diversión con alguien que comprende eso: Somos las grandes putas del universo y que siga así. Deberías practicarlo alguna vez, intentarlo alguna vez y no ser una santurrona voyerista.

Aquella noche nos quedamos de ver en el parqueadero del Centro Comercial X, no teníamos celulares y mucho menos nos veíamos entre semana, la cosa para citarnos era sencilla, ella me mandaba un mail, yo asistía. De ella sabía que  estudiaba en la Universidad Central: Filosofia, que tenía dos perros, que vivía con su abuela y que tenía un novio desde hace tres años. De mí, Margy sabía que tenía una cámara fotográfica y que me salían bien. Creo que eso le era suficiente. Vamos, me dijo a penas me vio, hoy será tu primera cacería sola mientras me saludaba con un  beso en los labios.

Cerca estaba el parque central. A esa hora decenas de adolescentes se apiñaban  en las escalinatas de la cancha de basquetbol, el rito de cada viernes, ver sin ver, adularse mutuamente los cuerpos, la ropa de moda que se lleva puesta. Una niña de aproximadamente  doce años estaba lo suficientemente separada como para abordarla. Llegamos, hablamos un rato (el mismo modus operandi de meses) luego empezamos a esnifar y se lo ofrecimos. Nadie le teme a Margy, sus ojos son dos platos de luna, dos remansos de mar. Siempre terminan aceptando. Le dijimos que fuésemos detrás, al jardín japonés que disponía el parque. La chica era morena, delgada, con unos senitos apenas asomandose, tenía algo de olor a rancio en las axilas, temblaba cuando la besé y siguió temblando cuando le quité la camisa y le alcé la falda. Margy tuvo que intervenir, cuando la chica opuso resistencia alegando que era virgen o alguna de esas excusas de siempre, la trajo suavemente hacia sí, se hundió en su entrepierna y sintió como de a poco se relajaban las excusas, luego de un largo rato, se levantó y me besó en la boca y me dijo: ahora sí, es tu turno, enséñale a esta niña a conocer el Universo.

11 noviembre, 2010

FILIACIÓN DEL DESARRAIGO*




El río vino hoy sin la memoria de mi infancia
Quise tocar sus aguas pardas
su cieno caminante
Quise mostrarle la espuma de mi antiguo sedimento
los naufragios de mi sangre
es decir
la oración de mi alianza en los sueños

Le dije
que yo era su hijo su otro hermano
su larga entraña
su verso goteante
El río inmutable
no quiso ver ni quiso oír al velo de luz
que sostenía los horcones de mi casa
Los horcones
calambres en sus corvas
Fue la debilidad
como un gusano en la techumbre

El río se llevó el terrón de la memoria
el sagrado lugar donde vivía mi casa

Ay mi secreto dolor
mi tiempo sin regreso
mi casa me esperaba


* Colaboración del autor para este Humilde Blogg.


 Argemiro Menco Mendoza: Poeta, Docente Universitario y Periodista. Nació en 1948 en Piza (Sucre), Colombia.Autor de los poemarios "Secretos míos..." y "La sombras del asedio"