Hice toda una algarabía muda esta
mañana. No me levanté a la hora, me dejé tres dientes sin lavar y me quedé en
una especie de noche plástica; tres bolsas de basura sirvieron para tal
propósito, ahora que lo pienso deben de sentirse inútiles estando desparramadas
sobre la extraña física del vidrio, extranjeras, como todo lo de este cuarto,
que si llevaran dentro de sí miles de litros de procesada materia fecal. Iba a
utilizar la palabra mierda, luego pensé en las señoras, en la imagen horrible
que las acompañaría toda la mañana si escribía esa palabra, las bolsas
repletas, calientitas, llenas de aquel líquido repugnante, mierda, mierdesita,
mierdota; claro, debía de evitarles el disgusto.
Definitivamente es esto prueba de
insanidad, creo que podría convencer a todo un jurado si me lo propongo, diría
algo asi como: En pleno siglo XXI es muestra de total desadaptación y de
potencial peligro para la sociedad aquella persona que prefiere la ensoñación,
el aislamiento social, el juego perpetuo con las palabras que asistir a clases metódicamente
adecuadas que pretenderán formarlo como ente útil. Sí sí. Escuchar perros en
las noches que vienen a mordisquearte los dedos, despertarse con la vagina
triste, hartarse de la misma masa que traga siempre, muestras clarísimas de rayadura
de coco, tendencias esquizoides, plata perdida para los pobres padres. Ahh
pobres padres, sobre todo eso, no sabian el daño terrible que habían hecho al
leerle “Canción de la vida profunda”, perdón, esa no soy yo, a un poeta
cereteano le han hecho eso, a mi, me leyeron Rapunzel niña hechicera y me
pusieron a ver documentales de Carl Sagan sin saber si quiera quien era ese
tipo... Heidi fue la tragedia mas grande cuando descubrí que no estaba en
ningún Alpe Europeo, que no existían las cabras sino iguanas y mosquitos, que
el abuelo astuto no era más que una foto añejosa en el fondo de un baúl que
representaba los miles de hijos que toda buena mujer debe de parir.
RAPUNZEL NIÑA HECHICERA
Esa niña de muchos años
está cansada de Walt Disney
y sus cuentos de princesas,
sus hombres azules,
el detener la ceguera con el
llanto.
Se halla también cansada
del tirar obstinado de jirones de
cabellos,
el mirar continuo por la ventana,
el siéntese bien, cierre las
piernas,
coma poco.
Sola, en la pequeña soledad de su
torre
decide amarse a dos manos
lo hace a prisa, como violándose,
deteniendo el espacio-tiempo
entre los dedos.
Las manos exploran
como animales hambrientos
mientras ella siente cómo se
expande
y contiene la vida en un quejido.
Atrás,
a unos cuantos metros de la puerta,
la bruja también espera
mientras se peina apaciblemente
con ojos que miran al marco
donde no hay espejo.
Ella ignora la magia de manos y rodillas
de Rapunzel, su niña hechicera.
Ahora destruyo todo, cojo mi
lápiz y empiezo a rayar obstinadamente los versos escritos. Ni siquiera eso
puede llamársele originalidad, la búsqueda estética es ruin, no conduce a
ningún lugar, todos los sitios son el
punto de origen. Empiezo a recoger pedazitos de sueños esparcidos, que tal vez
sea este el único lugar donde cubramos los espejos en las tormentas, que tal
vez este sea el único lugar donde se guarden ombligos como tesoros, que tal vez
sea este el único lugar donde una mujer con dolor de dedos pueda destacarse.
¡Ja! ¡Que gran farsa la que me metieron por los huecos! Que vida productiva si
estudiaba, que vida longeva si comía carne, que no coma cuento sino huevo, que
el huevo sube el colesterol, que si soy flaca de pronto y me levanto un viejo
lleno de plata, que lo que cuenta en la mujer es la masa cefálica, que para qué
masa cefálica si tengo un buen par de tetas, que si tengo algunos
centímetros más cerca al ombligo soy una cosa horrible, que tranquila aquí se
la operamos a precios módicos, en cuotas y le tomamos fotos para que pueda
montarlas al Facebook. El que no tiene Facebook no existe, cómprese cámara,
EXISTA. Andará el pobre Descartes revolcándose en su tumba, exagero, no creo
que un puñado de tierra pueda revolcarse en el sentido más estricto.
Hay tan poco tiempo y a la vez
demasiado. Me distraigo cogiéndome a ese, a esa, a esos. Antes de poder
siquiera pronunciar palabra alguna ya tenía en la espalda la marca
suramericana, tiene forma de pez, cosa extraña: a cierto mito judeo cristiano
también se le representa de esa manera. Pienso que la verdad se halla tras las
paredes. Cojo un martillo: martilleo, solo caen costras de la vieja pintura
barata y se observan los ladrillos que están detrás. El ladrillo hace parte del
todo que es la pared, sabe ser ladrillo, quiere ser ladrillo, es feliz siendo
ladrillo, contribuyendo a eso que se llama pared, yo por el contrario no sé lo
que soy, no sé si quiero serlo, no soy feliz siéndolo y no tengo idea alguna de
a que estoy contribuyendo. Yo nunca sé, siempre parafraseo. Alguien ya lo
dicho, siempre alguien ya lo ha dicho. Hace parte de mi el lenguaje, esa
vocesita que siempre está al acecho me guía, el hecho que me diga las cosas en
Español y no en francés o alemán o mandarín, ya es algo, por algo empiezo.
“ La palabra es el hombre mismo.
Sin ellas, es inasible.
El hombre es un ser de palabras.”
Sin ellas, es inasible.
El hombre es un ser de palabras.”
Octavio Paz
Por ahí veo a otros perdidos,
digo perdidos porque podrían estar haciendo otra cosa, como siendo buenos despellejando chivos,
afinando guitarras, expurgando piojos, algo que requiera verdadera maestría,
verdadera, como se llama, habilidad. Por ahí andan los del neoviceralismo, los
post post nadistas, hasta los neoultrarenacentistas. Ahora que se acabó la
iluminación de los franceses, donde a cada movimiento literario corrían a
hacerle eco criollos, ahora que los franceses andan igual de aburridos,
entretenidos con Carlas Brunis e idas a la India, ahora sí nos jodimos, vemos
venexuela, Brasil, las argentinas, el mejico… alzamos la vista, ilusa, alzan la
vista, diciendo con agua en las cuencas: algo que nos socorre, formen algo de
donde asirnos y aquí si digo asirnos porque todos vamos en la misma búsqueda.
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