Por aquellos días el insomnio no daba tregua. Se sentaba lento en el borde de
mi cama, deslizaba suavemente las cobijas y se me atornillaba en los tobillos, en los glúteos,
en el pecho, me recorría extensamente las piernas y luego me penetraba duro, rápido
y tenazmente. Ya después no me sentía de otra forma sino como abandonada, elevaba
las piernas, ponía música baja, organizaba el chiquero que había amontonado por
días y si no encontraba algo que beber, salía a la calle a intentar que algún tipo me invitara.
Cuando llegué al bar estaban cerrando. Había tres parejas bailando
lento, ebrias de deseo y alcohol y cigarrillos baratos. La música alegre
contrastaba con mi estado pero no importaba, yo estaba allí para
conseguir una cerveza y con quien olvidarme de la agonía. Un rubio se acerca
a la barra y me mira con lascivia y sin embargo
no lo prefiero; tal vez alguna mirada tierna me vendría bien, un beso en la
frente, en los ojos, en la concha y todo estaría bien a pesar de que luego no
podamos ni acordarnos de nuestras caras. Dick, el Barman, interrumpe mi
pensamiento y me dice que debo irme yo le lanzo na mirada cómplice
que inmediatamente rechaza, no me dejará quedarme y aunque se la chupe no me va
a dar ni una maldita cerveza. Salgo a la
calle.
¿A donde corren las almas desamparadas esta noche de abril?
El rubio ha esperado a las afueras del bar me ofrece un cigarrillo y saca una botella de alcohol
artesanal de la Sierra, me dice que vive cerca y que si gusto lo acompaño, pienso que en mi apartamento me espera mi diminuta cama, con sabanas sucias del sudor de abstinencia y le digo que sí y le ofrezco una
sonrisa, le muestro la fila lustrosa de cada uno de mis blancos dientes superiores…
yo soy una mujer frágil y vamos ¿A qué hombre no le gusta las mujeres frágiles? Les gustan las niñas, hermanas, madres, mujeres dóciles y de culo fácil, esas que se cojen cuantas veces lo desean y que luego sufrirán con el abandono y bueno, yo estoy aquí con mis pechos grandes diciéndote con mis teclas como dientes que lo seré, claro que sí chico, me portaré bien si me das dos o tres tragos y prometo no olvidarte y llorar en tu nombre luego para que las noches de abril no te sean tan miserables...
yo soy una mujer frágil y vamos ¿A qué hombre no le gusta las mujeres frágiles? Les gustan las niñas, hermanas, madres, mujeres dóciles y de culo fácil, esas que se cojen cuantas veces lo desean y que luego sufrirán con el abandono y bueno, yo estoy aquí con mis pechos grandes diciéndote con mis teclas como dientes que lo seré, claro que sí chico, me portaré bien si me das dos o tres tragos y prometo no olvidarte y llorar en tu nombre luego para que las noches de abril no te sean tan miserables...
-Vamos-
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